La Cuenca Amazónica es la cuenca hidrográfica más grande y con la mayor diversidad biológica del mundo (OTCA, 2018), de modo que abarca más de la mitad del bosque tropical mundial y contiene el mayor sistema de agua dulce del planeta. Particularmente, su ecosistema incluye la selva amazónica, que desempeña un papel crucial en la regulación del clima global y en la absorción de dióxido de carbono (CO2), además que resulta fundamental para las comunidades indígenas y locales que la habitan. A pesar de los beneficios que genera su conservación, entre 1985 y 2020, en la Amazonía se perdieron 75 millones de hectáreas de la cobertura vegetal natural, lo cual sumado al ritmo alarmante de avance de la deforestación, junto con los impactos del cambio climático y de la degradación ambiental, agravan la pérdida del patrimonio natural y cultural (OTCA, 2023). Causantes de esta deforestación son la extracción de madera de forma no sostenible, la ganadería intensiva, la introducción de plantaciones agrícolas y zonas de pastoreo, la construcción de infraestructura sin considerar parámetros ambientales y las actividades mineras ilegales.
FUENTE: BID