Los problemas de una escasa educación financiera

Tras la pandemia y en un contexto de reducciones graduales en las tasas de interés, uno de los temas destacados en el ámbito financiero se enfoca en proporcionar orientación y herramientas para fortalecer la educación financiera en la sociedad.

Una sólida educación financiera claramente facilita mejores decisiones en cuanto a ahorro e inversión, lo que contribuye a alcanzar objetivos económicos tanto personales como familiares. En cambio, la falta de este conocimiento a menudo lleva a tomar decisiones incorrectas, como un exceso de endeudamiento o la pérdida de capital, así como a efectos negativos a nivel personal, como frustración, estrés y conflictos familiares.

Según la última prueba de educación financiera del Programa PISA (2022), realizada a jóvenes de 15 años próximos a terminar la secundaria y que mide su comprensión sobre conceptos y riesgos financieros, los estudiantes peruanos mostraron avances en comparación con los resultados de 2018.

No obstante, según el Minedu, la mayoría de los encuestados aún señala que no están familiarizados con conceptos financieros básicos. Aunque han participado en actividades escolares relacionadas con la planificación y el manejo del dinero, estas no se llevan a cabo de forma continua.

Perú se sitúa en la posición 16 de los 20 países que participaron en la prueba de educación financiera, en su mayoría pertenecientes a la OCDE. Además, el 42% de los estudiantes peruanos se encuentra por debajo de un nivel básico de conocimiento financiero. Este contexto explica por qué las deficiencias en la educación financiera pueden conducir a errores importantes en decisiones de ahorro e inversión a lo largo del tiempo.

Un ejemplo claro es el destino de los fondos previsionales retirados en los últimos años. La falta de comprensión sobre el propósito de estos fondos ha llevado a que muchos afiliados los utilicen para consumo inmediato o proyectos con baja rentabilidad, como emprendimientos riesgosos, lo que ha causado que el 70% de los afiliados que retiraron sus fondos ya los haya agotado.

Otro caso es la inversión en activos financieros sin un conocimiento adecuado de los riesgos ni del horizonte recomendado para estas inversiones. En 2007, el aumento de los precios de las acciones locales atrajo a muchos inversores sin que se evaluaran correctamente los riesgos. Al año siguiente, con la caída de los precios, muchos se desilusionaron con la inversión, aunque el problema fue la subestimación del riesgo y la falta de diversificación. Esto mismo ha sucedido más recientemente, con personas que comprometieron sus ahorros en fondos de inversión sin entender los riesgos, simplemente guiados por recomendaciones de otros.

Un tercer episodio es la creciente popularidad de las estructuras piramidales, motivada por la confianza en el vendedor o en el mensaje que ofrecen, lo que ha resultado en la pérdida significativa de ahorros. Aquí, una regla básica de las finanzas es desconfiar de promesas de altos rendimientos sin entender el origen del beneficio o los riesgos implicados.

El cuarto factor son las recomendaciones financieras inexactas o la publicidad ambigua. Por ejemplo, un banco recomendó depósitos a corto plazo porque ofrecían tasas más altas, ignorando el riesgo de reinversión en un contexto de tasas a la baja. Asimismo, una aseguradora ofrecía una tasa de interés sin explicar los riesgos de los productos de renta variable.

Frente a esto, es esencial difundir conocimientos financieros, desarrollar habilidades y generar confianza desde la educación temprana. Sin una base sólida, es difícil corregir fracasos financieros y malas decisiones en el futuro. Es más útil que los estudiantes comprendan conceptos financieros básicos, como tipos de interés o cómo funcionan los mercados, antes de abordar productos más complejos como fondos mutuos o depósitos bancarios.

En este sentido, la difusión de información lúdica en edades tempranas, como las historietas del BCRP sobre el rol del banco central, puede facilitar el aprendizaje de temas como tasas de interés e inflación en niños. Las iniciativas recientes de diversas entidades (SBS, MINEDU, ASBANC, entre otras) son valiosas, pero deben centrarse en crear competencias financieras en la ciudadanía.

Por último, las instituciones financieras deben generar confianza para que los ciudadanos puedan entender mejor los riesgos y rendimientos de los productos financieros. Con las tasas de interés en descenso, la gestión eficiente de los ahorros se vuelve una prioridad.